Coberturas

[COBERTURA] GTL 2014 – Final League of Legends


Juegos, risas y dos cosplayers candentes.
 

Terminamos de subir aquellas escaleras que nos guiaron a las puertas del lugar, del Auditorio Buenos Aires Design. Miré hacia atrás, había pasado un tiempo; miré hacia adelante, el fin era el mismo. Remembranza.

Esta vez me tocaban a mí las introducciones, tomar los mantos. Bianchi a mi lado, laso al cuello, prensa al pecho y las golosinas de contrabando empastando el bolsillo. Miré hacia otro momento nuevamente y casi me dejo llevar por el “ya vivido”. El destino era el mismo, el lugar era distinto.

17 horas, el dúo se adentró en el espacio. GTL 2014 – Finales presenciales.

Hoy, dos plantas daban de que hablar y, tras las puertas de la primera, un búfalo mecánico me miraba mal. Varios fueron dichosos de probar el sabor del colchón a sus pies. Los ojos brillosos nos rodeaban con sus idas y vueltas, Bianchi se abrió paso. El sigue su cámara, yo tomo nota. La sala rebosa de gente que se mezcla entre las temáticas del puesto de turno. Entre las cuerdas de un ring que recibe contendientes ansiosos de sujetar el mando, Chun Li y Cammy incitan a la “contienda callejera”, roban miradas, captan la cámara. Un antiguo escudo y el filoso acero alguna vez empuñados descansan a las espaldas de esa muchedumbre que se bate a duelo; Imperium cobra vidas con unos clicks. El aire carga los bajos de Edifier, los simuladores de SIX queman neumáticos y la silla giroscópica licuaba ideas. Nos paramos frente a esa mesa sobre césped de 11, el botín de trofeo y Patán rompiendo ánimos opositores. Algún que otro joystick rebotó con fastidio, él se llevó el premio.

Comenzamos dejar la entretenida escena atrás, pisamos los primeros escalones. La planta alta clamaba nuestra atención, gestaba el desenlace. Cambio de lente, vuelta de hoja y el ascenso. Recorrimos ese nuevo piso que cargaba el murmullo difuso de la abultada masa de siluetas. Pudimos ver como la voz de los presentadores, de repartía números y sus figuras se plantaban ante esa marea de jóvenes que deseaban ganar. Disfrutamos del sorteo, esquivamos premios voladores y, así también, nos dejamos captar por el colorido repertorio de invocadores de League of Legends Cosplay Team Argentina, aquel que conlleva tanta dedicación.

Me detuve por un segundo, ese segundo que otorgó el comic relief de aquel intermedio. Pude ver el rostro de ese grupo expectante, de fanáticos entretenidos. Pude ver con alegría, un grato momento un lindo espacio. Un segundo de realización y luego…

¡PRIMERA SANGRE!

La dicotomía se pintaba con los colores clásicos mientras fluía por el ya conocido relato acalorado. Coliseo Dragons vs. Pinapple Express. La final que se grababa en la memoria, se proyectaba en el paredón; cada uno de nosotros aferrando la vista sobre el vaivén de frags. El encabalgamiento de “rachas cortadas” y el silencio ante la estructura que sucumbe.

La ovación fue envolvente, la victoria en mayúsculas.

Era el dragón quien apretaba la copa entre colmillos y su séquito sostenía el cartón con 5 dígitos. Los frenéticos obturadores se dieron un festín con aquellos ganadores atónitos que posaban para ellos.

Las voces fueron quedando atrás, nos despedimos del momento.

Terminamos de bajar aquellas escaleras que nos guiaron a las puertas del lugar, del Auditorio Buenos Aires Design. Pienso en aquello en lo que concordamos con la gente de Ragequit. Miré hacia atrás, había pasado un tiempo; miré hacia adelante y sonreí. Vuelvo con la alegría de haber presenciado un evento que pudo aprender de su antecesor y perfeccionarse. Logró ampliar su espectro, atraer nuevos públicos y mantener los viejos. Gracias GIGABYTE, NVIDIA, KINGSTONE, NZXT, THERMALTEK, SAMSUNG, INTEL, WD, EDIFIER.

Ahora miro hacia adelante y espero siga mejorando. [i]

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